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Fantasía, fantasmada o Neverland
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Fantasía, fantasmada o Neverland
Hablando mis alter egos, mi draGon, y yo nos preguntábamos hace poco, qué es la Fantasía? Teniendo en cuenta que este cibernético lugar es un foro dedicado a la fantasía, ciencia ficción y demás, nos ha parecido oportuna la pregunta,
¿Qué es para vosotros la fantasía?
Aquí os dejo la respuesta que me dió uno de ellos a mi pregunta...
Neverland existe pero no es un paraíso
Neverland el paraíso de los niños perdidos, perdidos porque nunca quisieron o pudieron llegar a ser adultos, perdidos porque nunca encontraron su papel en el teatro de los adultos, en ese laberinto de títeres, pasiones, traiciones, engaños, farsa, superficialidad, hipocresía, mentira, abuso, dolor. Perdidos por y para el mundo, y por eso perdidos vagan sin saber que hacer, sin saber que buscar, sin saber donde esconderse.
Perdidos, en una isla grande o pequeña de la que conocen su nombre, en la que los peligros son conocidos por todos, pero no por ello dejan de ser menos peligrosos.
Perdidos sin saber que hacer y porque hacerlo.
Perdidos porque el mundo se desdibuja ante sus ojos en una sinfonía espectral de luces de neón.
Perdidos, simplemente perdidos.
Y ahí es donde llega el tipo guay, siempre hay un tipo guay en todos los sitios, bien parecido, con don de palabra, y con capacidad para hacer una entrada triunfal en el teatro. Supongo que sabéis a quién me estoy refiriendo? Alguna vez ha llamado a vuestra puerta, seguro. Me estoy refiriendo a Peter Pan, nuestro vendedor, esa persona desalmada que vendería unas zapatillas de deporte a un parapléjico, que vendería su alma al diablo, y la nuestra por un puñado de dolares, o por un poco menos.
¡¡Pero que digo!! Todo el mundo sabe que Peter Pan es el bueno, a todos les gusta el aspecto aniñado de Peter Pan, es divertido, y además juega con su sombra, así que obviamente nos vende Neverland, quiero decir nos “invita” –con todos los gastos pagados como dice en letras grandes su publicidad- nos lo vende, como nos venden las urbanizaciones al lado de la playa de Torrevieja, todo ventajas y sin ningún inconveniente, y ¿quién desconfiaría de Peter Pan? Es un niño, y además guapo y rubio, y simpático, y delgado, y atlético de esos que ayudan a las ancianas a cruzar la calle siempre que haya alguien que lo vea, y de esos que nunca toman drogas siempre que no haya nadie que lo vea, de esos que nos han enseñado que nunca mienten hasta que se demuestre lo contrario, así que le creemos.
Y le creemos, no porque él sea especialmente listo, le creemos, porque necesitamos creerle.
Creemos a ciegas en su mundo perfecto y le acompañamos.
Y cuando estamos allí nos enseña la letra pequeña, porque en Neverland también hay letra pequeña, hay un tipo malvado que nos pretenderá esclavizar, y un cocodrilo con un reloj en su estómago que se nos pretenderá comer, y un hada que nos traicionará si se siente celosa de nosotros, y además la comida te la buscas por tu cuenta, y del alojamiento ya ni hablamos. En Neverland hay mentiras, dolor, traición y celos como en el otro mundo, y como te descuides acabarás atado al borde de una tabla en un barco pirata y algo se te merendará.
Como en el otro mundo.
Es entonces cuando descubrimos que Neverland no es más que otra broma, otra broma de los adultos para engañarnos, para meternos en su redil consumista, porque Neverland se puede comprar, se puede visitar, se puede ver, se puede jugar…siempre que tengas los suficientes galeones para ello. Así que jugarás al juego de los adultos, para jugar en Neverland.
Nos topamos de nuevo con la cruda realidad. Neverland existe, pero no es un paraíso.
Porque el Paraíso no se compra, cualquier niño lo sabe, Fantasía es un reino que coge en una caja de zapatos, en una botella vacía o en el ojal cerrado de un botón. El reino de Nunca jamás existe, pero no se compra, sólo un adulto fingiendo ser un niño podría intentar comprarlo. Pobre Michael Jackson, que como tantos otros niños perdidos, compró Neverland, y se pasó su vida creyendo haberla encontrado y jugando sus reglas, las reglas de los “otros”, y Neverland le arruinó, Neverland le destruyó pues de ahí surgieron las acusaciones (verdaderas o no de pederastia), y al final Neverland se lo comió de y con la mano de un cocodrilo que haciendo tic-tac tic-tac, marcó su final.
Una niña perdida.
PS: cualquier niño perdido sabe que Peter Pan, Neverland son metáforas metafóricas. El cocodrilo no.
PSS: tic-tac tic-tac tic-tac
¿Qué es para vosotros la fantasía?
Aquí os dejo la respuesta que me dió uno de ellos a mi pregunta...
Neverland existe pero no es un paraíso
Neverland el paraíso de los niños perdidos, perdidos porque nunca quisieron o pudieron llegar a ser adultos, perdidos porque nunca encontraron su papel en el teatro de los adultos, en ese laberinto de títeres, pasiones, traiciones, engaños, farsa, superficialidad, hipocresía, mentira, abuso, dolor. Perdidos por y para el mundo, y por eso perdidos vagan sin saber que hacer, sin saber que buscar, sin saber donde esconderse.
Perdidos, en una isla grande o pequeña de la que conocen su nombre, en la que los peligros son conocidos por todos, pero no por ello dejan de ser menos peligrosos.
Perdidos sin saber que hacer y porque hacerlo.
Perdidos porque el mundo se desdibuja ante sus ojos en una sinfonía espectral de luces de neón.
Perdidos, simplemente perdidos.
Y ahí es donde llega el tipo guay, siempre hay un tipo guay en todos los sitios, bien parecido, con don de palabra, y con capacidad para hacer una entrada triunfal en el teatro. Supongo que sabéis a quién me estoy refiriendo? Alguna vez ha llamado a vuestra puerta, seguro. Me estoy refiriendo a Peter Pan, nuestro vendedor, esa persona desalmada que vendería unas zapatillas de deporte a un parapléjico, que vendería su alma al diablo, y la nuestra por un puñado de dolares, o por un poco menos.
¡¡Pero que digo!! Todo el mundo sabe que Peter Pan es el bueno, a todos les gusta el aspecto aniñado de Peter Pan, es divertido, y además juega con su sombra, así que obviamente nos vende Neverland, quiero decir nos “invita” –con todos los gastos pagados como dice en letras grandes su publicidad- nos lo vende, como nos venden las urbanizaciones al lado de la playa de Torrevieja, todo ventajas y sin ningún inconveniente, y ¿quién desconfiaría de Peter Pan? Es un niño, y además guapo y rubio, y simpático, y delgado, y atlético de esos que ayudan a las ancianas a cruzar la calle siempre que haya alguien que lo vea, y de esos que nunca toman drogas siempre que no haya nadie que lo vea, de esos que nos han enseñado que nunca mienten hasta que se demuestre lo contrario, así que le creemos.
Y le creemos, no porque él sea especialmente listo, le creemos, porque necesitamos creerle.
Creemos a ciegas en su mundo perfecto y le acompañamos.
Y cuando estamos allí nos enseña la letra pequeña, porque en Neverland también hay letra pequeña, hay un tipo malvado que nos pretenderá esclavizar, y un cocodrilo con un reloj en su estómago que se nos pretenderá comer, y un hada que nos traicionará si se siente celosa de nosotros, y además la comida te la buscas por tu cuenta, y del alojamiento ya ni hablamos. En Neverland hay mentiras, dolor, traición y celos como en el otro mundo, y como te descuides acabarás atado al borde de una tabla en un barco pirata y algo se te merendará.
Como en el otro mundo.
Es entonces cuando descubrimos que Neverland no es más que otra broma, otra broma de los adultos para engañarnos, para meternos en su redil consumista, porque Neverland se puede comprar, se puede visitar, se puede ver, se puede jugar…siempre que tengas los suficientes galeones para ello. Así que jugarás al juego de los adultos, para jugar en Neverland.
Nos topamos de nuevo con la cruda realidad. Neverland existe, pero no es un paraíso.
Porque el Paraíso no se compra, cualquier niño lo sabe, Fantasía es un reino que coge en una caja de zapatos, en una botella vacía o en el ojal cerrado de un botón. El reino de Nunca jamás existe, pero no se compra, sólo un adulto fingiendo ser un niño podría intentar comprarlo. Pobre Michael Jackson, que como tantos otros niños perdidos, compró Neverland, y se pasó su vida creyendo haberla encontrado y jugando sus reglas, las reglas de los “otros”, y Neverland le arruinó, Neverland le destruyó pues de ahí surgieron las acusaciones (verdaderas o no de pederastia), y al final Neverland se lo comió de y con la mano de un cocodrilo que haciendo tic-tac tic-tac, marcó su final.
Una niña perdida.
PS: cualquier niño perdido sabe que Peter Pan, Neverland son metáforas metafóricas. El cocodrilo no.
PSS: tic-tac tic-tac tic-tac
El valor del País de Nunca Jamás
En su momento ya te dije que me pareció un escrito muy bonito y profundo. Pero como me daba penita verlo tan solo, sin respuestas, voy a decir algo al respecto aquí.
Quizá yo no tenga esa visión tan desconfiada del País de Nunca Jamás. Es cierto que Peter Pan no dice toda la verdad cuando habla de Nunca Jamás, no lee la letra pequeña al hablar de ese mágico lugar a los niños del mundo real y sólo comenta los peligros muy de pasada. Porque sí, no madurar y vivir siempre como un niño también tiene sus peligros. :;shark: Pero a mí ese lugar me parece maravilloso. : party: Quizá no para vivir allí para siempre, porque el negarse a crecer tampoco es bueno y te hace perderte una parte muy importante de la vida. Pero sí me parece un lugar idóneo donde dejar correr la imaginación.
En nuestra sociedad actual, sería conveniente que todos los niños pasaran allí una temporada para estimular su inventiva. Los niños de ahora tienen menos imaginación que una oveja, se pasan el día enchufados a la consola. Deberían vivir aventuras. :farao:
Rhayma escribió:Fantasía es un reino que coge en una caja de zapatos, en una botella vacía o en el ojal cerrado de un botón.
Me ha encantado esta frase tuya porque la imaginación es eso. Los niños de ahora, con todas sus posesiones materiales, se han aburguesado en lo referente a imaginar.
Un saludo
PD: En el caso de Michael Jackson, él intentó recuperar con Neverland la infancia que no tuvo por culpa de su padre y, para qué negarlo, del éxito de Los Jackson five. Pero es cierto que se equivocó al crear ese Neverland artificial porque la infancia es una etapa que una vez que pasa ya no se puede recuperar.
Re: Fantasía, fantasmada o Neverland
Yo no creo que cometiera un error por intentar recuperar su infancia, sino en la forma en que lo hizo. La fantasia no se puede comprar, está dentro de nosotros.
Supongo que salvo que salga un diario secreto nunca sabremos hasta que punto Michael Jackson fue victima o verdugo. Era Neverland un sitio para atraer a los niños, y como una araña Michael Jackson esperaba a sus "potenciales victimas" y elegía alguna, o realmente siempre fue una victima?
No lo sé, pero está clara una cosa, realmente su Neverland era una pesadilla, tanto en un caso como en otro.
Y eso es lo más siniestro, que de cualquiera de las formas, Neverland, el supuesto sitio de "ensueño" se convirtió en una trampa o para Michael, o para los niños o para ambos...es irónico.
Yo creo que no sabría vivir, sin mi Neverland privado .
Supongo que salvo que salga un diario secreto nunca sabremos hasta que punto Michael Jackson fue victima o verdugo. Era Neverland un sitio para atraer a los niños, y como una araña Michael Jackson esperaba a sus "potenciales victimas" y elegía alguna, o realmente siempre fue una victima?
No lo sé, pero está clara una cosa, realmente su Neverland era una pesadilla, tanto en un caso como en otro.
Y eso es lo más siniestro, que de cualquiera de las formas, Neverland, el supuesto sitio de "ensueño" se convirtió en una trampa o para Michael, o para los niños o para ambos...es irónico.
Yo creo que no sabría vivir, sin mi Neverland privado .
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